Bariloche atraviesa un invierno atípico, con muy poca nieve y temperaturas por encima de lo normal. Esta situación ya afecta al turismo: hoteles en Villa Catedral reportan hasta un 60% de intentos de cancelación, principalmente de esquiadores que desisten ante la falta de condiciones óptimas.

Aunque el cerro Catedral sigue operando con nieve artificial para principiantes, la escasa cantidad y mala calidad de la nieve obligan a suspender clases avanzadas y actividades en pista. Instructores denuncian contratos caídos y jornadas sin actividad.

En tanto, el centro de Bariloche mantiene una ocupación hotelera del 80%, impulsada por el turismo brasileño que no depende del esquí. Pero la previsión para agosto y septiembre es incierta.

Especialistas atribuyen la falta de nevadas a un desplazamiento de la corriente de vientos del oeste hacia el sur, posiblemente por influencia del cambio climático y la situación climática “neutra”. La esperanza está puesta en posibles precipitaciones entre fines de julio y comienzos de agosto.