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Inspectora municipal pide que se limpie su nombre tras ser difamada en redes sociales
La inspectora municipal Karina Gutiérrez, con más de 20 años de trayectoria en el área de Medio Ambiente del Municipio de Río Grande, fue objeto de una fuerte campaña de difamación en redes sociales, donde se la acusó falsamente de ser “trucha” y de intentar clausurar un carrito gastronómico.
Tras varios días de silencio, Gutiérrez relató en detalle cómo ocurrieron los hechos y reclamó públicamente que se repare el daño causado a su imagen.
Según explicó, a Info3 todo comenzó durante una inspección nocturna en la plaza de los Animales, sobre la calle Ushuaia, a raíz de un reclamo ingresado por el 147 por el vertido de líquidos grasos a la vía pública desde un carro de comidas. “Vi un bidón azul con un caño que desagotaba grasa, detergente y agua hacia la vereda y la plaza. No era algo grave, tenía solución. Por eso hice un acta de inspección y di 24 horas para que lo corrigieran”, relató.
La inspectora detalló que volvió al lugar al día siguiente y constató que se habían hecho algunos cambios, pero no la totalidad de las correcciones solicitadas: “El comerciante había elevado el tacho y colocado el caño, pero faltaba lo más importante: una bandeja de acero inoxidable para evitar que los residuos cayeran al suelo”. En ese contexto, Gutiérrez intentó contactar al dueño del puesto, quien, según dijo, se mostró molesto y terminó ausentándose del lugar.
Horas después, comenzó el ataque en redes sociales. “Me llegó un mensaje y me encuentro con que el dueño había subido videos insultándome y diciendo barbaridades. Me trataron de trucha, dijeron que era de otra gestión, que pedía plata, que no era inspectora del Municipio. Fue terrible, me expusieron públicamente sin haber hecho nada malo”, afirmó.
Gutiérrez aclaró que estaba debidamente identificada con su credencial, su acta oficial y su campera del Municipio. “Yo soy inspectora del área de Medio Ambiente. No clausuro, no pido plata, no tengo por qué amenazar a nadie. Hago mi trabajo con respeto. Lo único que pedí fue que se cumpla con la normativa ambiental”, señaló.
La trabajadora expresó su decepción por la falta de respaldo institucional: “El Municipio sacó un comunicado general sobre la identificación de los inspectores, pero nunca aclaró que yo era una empleada oficial. Con un simple comunicado diciendo ‘sí, es nuestra inspectora’, todo esto se habría frenado. En cambio, el silencio permitió que la mentira creciera”.
A raíz de las amenazas y la exposición mediática, Gutiérrez realizó la denuncia policial correspondiente y se asesoró legalmente. “Se metieron con mi familia, me amenazaron durante la madrugada. No sabía qué estaba pasando. Yo tengo una conducta intachable en mis 21 años de servicio. Lo que hicieron fue muy injusto”, expresó con visible angustia.
Finalmente, la inspectora pidió que se repare el daño causado a su imagen y a su honor: “Necesito que limpien mi nombre. Que se diga la verdad. No hice nada incorrecto, solo cumplí con mi deber. Detrás del uniforme hay una persona, una madre, una trabajadora. Y nadie merece ser difamado por hacer su trabajo”.