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Los 5 países con modelos exitosos de salmonicultura que funcionan sin dañar el ambiente
Mientras Tierra del Fuego discute el futuro de la salmonicultura, cinco países líderes muestran que es posible desarrollar la actividad bajo estrictos estándares ambientales, tecnologías innovadoras y fuertes marcos regulatorios que reducen al mínimo el impacto ecológico.
La ContraTAPA
Cinco ejemplos que cambiaron el rumbo de la salmonicultura en el mundo
A medida que la discusión por la salmonicultura vuelve al centro del debate en Tierra del Fuego, la experiencia internacional demuestra que no se trata solo de producir o no producir, sino de cómo hacerlo. Noruega, Canadá, Nueva Zelanda, Islandia y otros modelos avanzados lograron compatibilizar desarrollo económico, control ambiental y protección de los ecosistemas. Estos son los cinco casos que hoy marcan la agenda global.
🇳🇴 Noruega: el modelo más estricto del planeta
Considerado el líder mundial en producción sostenible, Noruega combina innovación tecnológica y un marco regulatorio robusto.
Claves del modelo noruego:
• Ley de Acuicultura (2005) que regula licencias, uso del mar y controles ambientales.
• Densidades bajas: solo 2,5% de peces por jaula; 97,5% debe ser agua.
• Monitoreo periódico del fondo marino.
• Certificaciones independientes como GLOBALG.A.P. y ASC.
• Transparencia obligatoria en datos sanitarios y ambientales.
• Fuerte inversión en sistemas cerrados y cultivos en tierra (RAS).
Noruega ya no discute si debe haber salmonicultura, sino cómo disminuir su huella ecológica año tras año.
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🇨🇦 Canadá: transición hacia sistemas cerrados y menor impacto
Canadá se presenta como líder global en acuicultura sostenible y respalda esa afirmación con políticas concretas.
Aspectos destacados:
• Huella de carbono menor que otras proteínas animales.
• Datos sanitarios y ambientales abiertos al público.
• Plan federal para migrar hacia jaulas híbridas, sistemas cerrados flotantes y granjas RAS.
• Enfoque especial en proteger al salmón salvaje, sobre todo en la Columbia Británica.
Para Canadá, el camino es claro: continuar produciendo, pero con menos interacción con ecosistemas sensibles.
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🇳🇿 Nueva Zelanda: el salmón más sustentable del mundo
Su producción de King Salmon es reconocida internacionalmente por su bajo impacto ambiental.
Características del modelo neozelandés:
• Impacto mínimo certificado en el entorno marino.
• Cero antibióticos ni pesticidas.
• Ausencia de enfermedades significativas.
• Estrictos estándares de bienestar animal.
• Una de las menores huellas de carbono entre proteínas animales.
• Fuerte inversión en investigación en mar abierto y alimentación sostenible.
Este modelo demuestra que es posible producir a escala sin comprometer la salud del ecosistema.
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🇮🇸 Islandia: control territorial y regulación rigurosa
Aunque enfrenta debates internos, Islandia adoptó un sistema ultraexigente para minimizar riesgos ambientales.
Qué hace Islandia:
• Delimitación estricta de zonas habilitadas.
• Prohibición de descargas permitidas en otros países.
• Estudios de impacto ambiental profundos antes de otorgar licencias.
• Impulso a granjas RAS para evitar escapes.
• Evaluaciones periódicas de capacidad de carga de fiordos.
La premisa islandesa es clara: salmonicultura sí, pero bajo un sistema totalmente controlado.
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🇫🇴 Islas Feroe: manejo sanitario ejemplar y control biológico
Aunque menos mencionadas, las Islas Feroe poseen uno de los sistemas sanitarios más eficientes del mundo.
Puntos clave:
• Estricta zonificación biológica: solo un área puede sembrarse por vez.
• Largos períodos de descanso sanitario.
• Controles exhaustivos para evitar enfermedades y reducir tratamientos.
• Trazabilidad total del ciclo de vida del salmón.
El resultado: una industria estable, con bajos niveles de mortalidad y mínimo impacto ambiental.
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Lecciones para Tierra del Fuego
El mensaje común entre todos los modelos es contundente:
La discusión global ya no es “salmoneras sí o no”, sino qué tipo de salmonicultura y con qué nivel de control ambiental.
Los cinco países coinciden en:
• Regulación estricta.
• Transparencia y acceso público a los datos.
• Innovación tecnológica constante.
• Sistemas cerrados o de baja interacción con el ecosistema.
• Capacidad de carga y zonificación científica.
• Certificaciones ambientales y auditorías independientes.
La evidencia internacional muestra que es posible desarrollar salmonicultura con bajo impacto ambiental, siempre que exista un marco normativo robusto y una planificación científica rigurosa.
Esta nota se basa en información recopilada a partir de búsquedas en la web, documentos oficiales y reportes internacionales.