La decisión de YPF de transferir sus áreas convencionales en Tierra del Fuego a la empresa provincial Terra Ignis Energía S.A. marca un punto de inflexión para el futuro de la actividad hidrocarburífera en la provincia. El acuerdo, firmado en Buenos Aires por el gobernador Gustavo Melella junto a directivos de la petrolera nacional, se encuentra ahora bajo análisis de la Legislatura, que deberá validar el traspaso de los activos.

El movimiento se inscribe en el proceso de reconfiguración de YPF, que está concentrando su mayor nivel de inversiones en el desarrollo no convencional de Vaca Muerta, reduciendo así su presencia en cuencas maduras como la fueguina. En ese escenario, la Provincia busca asumir un rol más activo en la operación de sus propios recursos estratégicos.

Desde el Ejecutivo provincial sostienen que uno de los ejes centrales del traspaso es detener la caída sostenida en la producción de petróleo y gas que se viene registrando en los últimos años. A la par, se busca garantizar el abastecimiento desde la planta de procesamiento de San Sebastián, clave para el sistema energético local, y preservar los ingresos fiscales que dependen directamente del nivel de actividad.

Las áreas incluidas en el acuerdo son Los Chorrillos, Lago Fuego y las fracciones A, B, C, D y E de Tierra del Fuego. En todas ellas, la nueva operadora deberá priorizar la continuidad laboral, tanto del personal directo como de los servicios asociados, además de reactivar sectores que actualmente muestran signos de paralización.

El desafío de Terra Ignis será doble: sostener la operación en un contexto económico complejo y, al mismo tiempo, implementar mejoras técnicas que permitan incrementar la eficiencia en yacimientos maduros. Para ello, la empresa deberá avanzar en la incorporación de tecnología, planes de inversión y eventuales alianzas con operadores especializados.

Los gremios del sector siguen de cerca la evolución del proceso y reclaman garantías sobre la estabilidad de los puestos de trabajo. Con el debate legislativo en marcha y un plan operativo aún por definirse, el traspaso de los pozos se posiciona como una oportunidad para ordenar el sistema hidrocarburífero fueguino y abrir una nueva etapa para la producción de petróleo y gas en la provincia.