El presidente francés quiere resultados concretos antes de las elecciones municipales de marzo próximo, y se lo hizo saber a sus ministros con un ultimátum lanzado el pasado 11 de septiembre en el Palacio del Elíseo: “Podría haber cambiado a todos los que están alrededor de la mesa. Me quedé con ustedes, les pido que cambien. ¡Si no cambian, yo los cambiaré! ¡Tienen dos meses para darle sentido a lo que están haciendo, comunicarlo y supervisar la aplicación de las reformas!”, dijo, según el diario Le Figaro. Para asegurarse de que sus ministros llevan a cabo las reformas encomendadas, Macron utiliza una aplicación en su celular que permite monitorear el minuto a minuto del avance de la labor de cada cartera y el nivel de eficacia de sus ministros. Durante una reunión, el jefe de Estado les advirtió que tenía los códigos del programa y lo utilizaba a diario, lo que dejó helados a los presentes, según testigos.

La aplicación, que es sólo para uso interno del gobierno, es alimentada en tiempo real por la Dirección de la Transformación Pública, que recibe los datos de cada administración. Para saber en qué etapa se encuentra un expediente, basta con ingresar una temática en el buscador de la aplicación (reforma educativa, sistema de pensiones, Brexit, seguridad vial…) para obtener un porcentaje sobre el trabajado realizado por cartera.

Macron está persuadido de que la crisis de los “chalecos amarillos” se debió en parte a la falta de resultados visibles y a que los ministros se apartaban de sus consignas.

Por ahora, el mejor alumno resulta el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, quien impulsó una reforma para que en la primaria haya menos niños por clase.

Aparte de esta aplicación, Macron cuenta mantener la presión nombrando al frente de los gabinetes ministeriales a un consejero consagrado a una “delivery unit”, es decir verificar los frutos de la gestión de cada cartera.